viernes, 6 de mayo de 2016

Tener sin tener

Durante toda mi vida he sido absolutamente posesiva con todo lo que creo que me pertenece, lo he defendido y atesorado.

Sin embargo estoy más consiente que nunca del daño que produce el apego, entonces como se puede amar sin poseer, tener sin tener; mientras me hago estas preguntas observo las ramas del árbol afuera de mi ventana y veo como son suavemente agitadas por el viento, es muy placentero ver como se mueven, está oscureciendo acá, así es que se ven oscuras, pero el verde de sus hojas aun es perceptible, verlas me tranquiliza, ella están presentes y permiten que el viento las mueva a su antojo.

Cuando una se aferra, se apega, posee, todo se vuelve pesado, hay que arrastrar el apego, hay que cuidar el objeto deseado, no hay presencia solo cuidado, peligro, miedo a perder el objeto amado.

Cuando poseemos nos volvemos pesados, no podemos fluir, no podemos dejar que la vida pase a través de nosotros como pasa el aire entre las hojas.

Cuando nos apegamos nos detenemos y yo he estado detenida mucho tiempo, tanto que he perdido la cuenta, me cuesta volver a fluir sin miedo, de alguna forma he desterrado casi todo lo que me generó apego en la vida, pero así como existe la tentación del fracaso, del éxito también existe la tentación del apego y es esta tentación, la que estoy tratando de dejar ir de mi vida.

Nuevo aprendizaje, nuevas formas de existir, nuevas formas de comprender al otro, nuevas maneras de tratar con nuevas personas, a partir de una relación sana, para mí esto es totalmente nuevo, nuevo aprendizaje, nuevo leguaje, hasta nueva forma de escribir y expresarme.

Espero sinceramente que el escribir esto se convierta en una especie de acto psicomágico que haga que de pronto me vuelva más ligera.


Bonito fin de semana para mí, sin apegos, sin metas, sin planes, solo con intención de estar presente aquí y ahora.