Todxs estamos siempre a un paso
de cambiar, empezar una dieta saludable, dejar de fumar, terminar una relación
que nos destruye, abandonar un trabajo que nos hace infelices, siempre tenemos
esa decisión en nuestras manos, pero nos cuesta la vida entera dar ese paso, quizá
no porque sea difícil por el tan conocido miedo de al cambio, sino también porque
tenemos miedo de fracasar aun en lo que aparentemente nos iba a dar
tranquilidad.
Después de años de intentar
alcanzar el equilibrio, me doy cuenta de que no se puede pasar de comer
salchipapas a ser vegetariano de un día a otro, por más fuerza de voluntad y
por más conciencia animalista que unx tenga, así como no se puede dejar de
fumar o beber en exceso de un día para otro, creo personalmente que tiene que
ver no solo con la idea de cambiar hábitos profundamente arraigados, sino que
además cuando pretendemos cambiar, estar sanos, etc., nos obsesionamos con la
perfección.
Empezamos mal, porque queremos pasar
al extremo perfecto de la salud, del equilibrio, pero el equilibrio se logra
yendo y viniendo de los extremos, conociéndolos y luego quedándose en medio.
No se puede decir de la noche a
la mañana adiós a una torta de chocolate, más si esta ha sido tu única compañera
en momentos de tristeza y soledad; y no es una apología al descontrol o a la comida
chatarra, pienso que estar sanos es también disfrutar de lo delicioso con
mesura y equilibrio que definitivamente no se logra de un día a otro.
Creo que lo más importante es no
obsesionarse con el resultado, estamos bombardeados de publicidad de comida
rápida y de alimentos light, que definitivamente ejercen una influencia en
nuestras decisiones, no sabemos si es lo correcto o no, si nos hará bien o no, ni
siquiera leer las etiquetas de los alimentos nos consuela; porque existe una
verdadera avalancha de información de seudo-salud.
Finalmente creo que ni lo uno ni
lo otro, y aunque sea fácil escribirlo soy consciente de lo difícil que es
ponerlo en práctica. En mi caso hoy cociné mi plato favorito, que es altamente
calórico, hice abundante ensalada, mientras comía trataba de sentir el sabor de
cada alimento, de disfrutar verdaderamente, como es mi plato favorito, podía
haber comido hasta saciarme y más, pero
dejé de comer no pensando en que debía estar delgada o evitar el
colesterol sino porque mi cuerpo mi estómago y mi corazón me decían que era
suficiente.
Más tardecito iré por un poquito
más.