Escribir por escribir, contar en
mi blog, lo que me pasa, lo que me sucede, para sobrevivir, para estar bien, he
estado compartiendo en facebook lo que escribo pero al parecer ha sido
demasiado.
Entonces decidí no mostrar a nadie
más lo que pienso, lo que siento, lo que escribo, porque ¿A quién le importan
mis reflexiones?
Quien soy yo para ser leída,
tomada como ejemplo o simplemente tenida en cuenta.
Para mi familia soy todo: buena
hermana, buena hija, buena… aunque no siempre, claro.
Pero para el resto del mundo, he
de ser nadie o simplemente alguien y está bien, todos somos alguien, pero no a
todos nos interesa la vida de todos.
Tengo algunas amigas cercanas que
creo que podrían tenerme en cuenta pero
aun así no creo que puedan estar disponibles siempre ni estar al tanto de todo
lo que hago, que gran golpe al ego, el mundo no gira a mi alrededor, es una
tristeza, mi tristeza no es la única, todos sufren, no soy especial por sufrir,
todos somos especiales, no soy la única.
Me veo tentada a autocensurarme puesto
que si quiero ser franca cuando escribo debo referirme a ciertas personas que
me quieren y no quiero herirlas.
Así es que me callaré algunas
cosas. Aunque sé que si leen esto se sentirán aludidas y tristes. Si pues, esta
soy yo, no soy perfecta.
Continuando con los lamentos, hoy
me duele la espalda, de hecho no hoy sino hace aproximadamente 2 horas, ahora
son las 6:52, todo estaba bien, una discusión con mi hermana, un cambio de
planes y estoy muriendo de dolor, es como si mi cuerpo no soportara los cambios
o no se pudiera adaptar a lo que sucede a mi alrededor, tengo ganas de gritar
de golpearme la espalda hasta sangrar, porque duele mucho. Pero sé que no haré
nada, lo máximo será tomar en un rato mi pastilla para el sistema nervioso que es la que tranquiliza a mis
nervios y les dice: ¡Ey! tranquilos no hay daño, solo son ustedes que se han
puesto a la defensiva, tranquilícense.
Tomaré esta mágica pastilla pero
el dolor no pasará mágicamente sino probablemente hasta mañana, que espero
levantarme con menos dolor, los doctores se desesperan cuando les digo que me
duele la espalda, quieren evitar mi dolor físico a toda costa ya que no pueden
por ahora con mi dolor emocional.
Pero evidentemente estoy siendo
injusta, hasta ahora las personas que más me han comprendido y acompañado,
incluso más que mis padres, han sido mis doctores, a decir verdad, doctoras,
dos doctoras estupendas, no puedo quejarme han sido verdaderas compañeras.
Volviendo a mi dolor ¿Por qué
habría de importarle a alguien lo que escribo? No lo sé y tampoco me
importa.
Seguiré escribiendo mis penas,
enumerando mis dolores porque se siente bonito, sacarlos y verlos en una hoja
antes blanca, siento cierto placer al escribir, por eso y solo por eso seguiré
escribiendo.